El mal de altura, también conocido como mal agudo de montaña (MAM), es una afección que puede afectar a cualquier persona que se encuentre a altitudes elevadas, por encima de los 2.500 metros sobre el nivel del mar. Es causado por la falta de oxígeno en el ambiente, lo que provoca una serie de síntomas que pueden variar en gravedad según la persona y la altitud a la que se encuentre.
Los síntomas del mal de altura pueden incluir dolor de cabeza intenso, náuseas, vómitos, fatiga, mareo, dificultad para respirar, aumento de la frecuencia cardíaca y cambios en el estado de ánimo. En casos graves, el mal de altura puede causar edema pulmonar o cerebral, que pueden poner en peligro la vida.
La mejor manera de evitar el mal de altura es seguir una serie de medidas preventivas antes y durante el ascenso a alturas elevadas. Algunas de las recomendaciones más importantes son:
Si a pesar de tomar medidas preventivas se presenta el mal de altura, es fundamental tomar medidas inmediatas para controlar los síntomas y prevenir complicaciones mayores. Algunas medidas de tratamiento que se pueden seguir son:
El mal de altura es una afección común en la montaña que puede presentar complicaciones graves si no se trata de manera adecuada. Es importante conocer los síntomas y tomar medidas preventivas para evitar su aparición. Si se presentan síntomas de mal de altura, es fundamental tomar medidas inmediatas para controlar los síntomas y prevenir complicaciones mayores. Siempre se debe tener en cuenta la gravedad de los síntomas y buscar atención médica si se considera que son de mayor importancia. Sin embargo, lo mejor es siempre tomar medidas preventivas para evitar su aparición, para poder disfrutar plenamente de la actividad de montañismo y senderismo sin preocupaciones.